Exfoliar la piel es el modo más inmediato de conseguir una belleza en nuestro rostro, es sencillo y los productos que vamos a utilizar son naturales. Lo único que hay que tener en cuenta es cuál es nuestro tipo de piel, para saber cada cuánto tiempo debemos hacerlo, y conocer qué productos no utilizar nunca. La piel necesita ser exfoliada, para no acumular capas de células muertas que se van quedando en ella de la suciedad que recoge del día a día. Esta suciedad es tanto de los agentes externos, como la polución que tapona y no deja respirar al poro, como de maquillajes y cualquier otro resto de suciedad que se adhiere a la piel.
Si la piel de tu rostro es seca y quebradiza o delicada, no debes hacerlo más de una vez a la semana, y tan solo durante máximo 15 segundos. En este caso, los productos abrasivos no convienen. Si por otro lado tu piel es grasa, dos veces estaría indicado, doblando los segundos. Y para pieles normales, con veinte segundos estaríamos en lo correcto.
Exfoliantes naturales para rostro y cuerpo
Son muchos los productos que no cuestan prácticamente nada de dinero y nos sirven como exfoliantes naturales, solo hay que saberlos usar bien conociendo primero nuestra dermis, y sabiendo que la del rostro siempre es más delicada que la del resto del cuerpo. Si los productos los aplicas tras la ducha o baño, como es normal, hay que tener en cuenta que ésta estará mucho más sensible, por lo tanto la presión debe ser mínima o extremadamente suave, incluida la del cuerpo. Por lo demás, son productos libres de químicos, por lo tanto, aptos para todos los diferentes tipos de dermis.
- Las sobras del café molido y aceite. Este es un estupendo exfoliante, que además deja un buen aroma en todo el cuerpo. Tan solo debes guardarlo en un tarro una vez consumido el café y haberse enfriado, añadiéndole un buen chorro de aceite de oliva. Muévelo, y tras la ducha, úsalo por todo el cuerpo suavemente. Aclarar con agua tibia. Después, no necesitarás hidratante, y lucirás piel brillante y nítida.
- Sal gorda con aceite de oliva o aceite corporal. Poner por todo el cuerpo en primer lugar el aceite tras la ducha, tras este, coger sal gorda y untar por todo el cuerpo despacio, hasta exfoliarlo todo. Finaliza retirando la sal con agua templada. Tampoco necesitarás hidratarla después.
- Plátano y azúcar. Haz la mezcla en primer lugar con un plátano maduro y tres cucharadas soperas de azúcar y de nuevo con la piel limpia y húmeda, realiza la exfoliación hasta completar todas las zonas del cuerpo. Aclarar de nuevo con agua e hidratar con crema.
- Para mujeres con la piel extremadamente sensible, la harina de avena puede ser usada como un buen exfoliantes sin preocuparse de irritaciones, siempre con la piel mojada, y tras el aclarado añadir la hidratante habitual.
Elige siempre la que mejor te conviene, y combínalas con la época del año y las características de tu piel en cada momento, para así tener siempre los mejores resultados. Piel limpia y sana de células muertas y suciedad.