En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de brochas, tanto naturales como sintéticas.
Las brochas de cerdas naturales -pony, cabra, martacibelina, tejón, ardilla, etc.- fijan mejor el color sobre la piel y acostumbran a ser más suaves y flexibles que las sintéticas, hechas a base de fibras artificiales.
Si bien estas últimas son algo más baratas que las naturales, también duran menos.
Para que no suelten pelo, lávalas con un champú neutro y deja que se sequen al aire en posición horizontal.
Es un error muy común secarlas con el aire caliente del secador, ya que ablandará el pegamento que mantiene las cerdas unidas.
Una vez secas, colócalas boca arriba en un vaso alto y si te las llevas de viaje intenta protegerlas con una funda.