En los últimos años, y cada vez con más asiduidad, los maquilladores profesionales han añadido a su maletín un producto que ya se ha convertido en insustituible. Se trata del iluminador del rostros. Existen diferentes texturas para cada lugar de la cara o incluso para cada tipo de piel. Pero lo más destacado es el uso de éste, que se basa en conocer algunos “puntos estratégicos” para resaltar o ensombrecer ciertas zonas claves para obtener unos ojos sin apariencia de cansancio.
Toques de luz a tu aspecto
Un iluminador no tiene nada que ver con un corrector, partiendo de esta base, un corrector es para tapar o cubrir las imperfecciones, y el iluminador es para aportar luz en puntos de nuestro rostro, en este caso ojos, y así embellecerlos; son señales o puntos de luz.
No hay una regla fija para ponerlo, si antes o tras el maquillaje, pero tal vez puedas definirlo mejor después de haber igualado la piel , y así posteriormente complementarlo con los puntos de luz necesarios a tus ojos. Para finalizar, línea de ojos y máscara de pestañas.
Zonas de los ojos a iluminar
Una vez puesta la base de maquillaje deseada, los puntos a iluminar en la zona ocular, básicamente son tres y sumamente destacadas: en el arco de la ceja, junto al lagrimal, y en el centro del párpado superior o párpado móvil. Otra zona, menos destacada, que ya debe ser probada, es la parte de abajo de la ojera, exactamente entre el pómulo y la ojera, siempre difuminando con sumo cuidado. Pero no a todas nos sienta bien en esa zona.
Para terminar, un tip que da contraste a esa iluminación, y por lo tanto la resalta más, es usar una sombra o rubor de ojos color terracota. Se consigue una mirada natural y muy expresiva.