Aprende a cuidar tus piernas de manera que siempre estén hidratadas, ya que ellas dicen mucho de ti.
¡Déjalas descansar!
Al llegar a casa nada apetece más que descalzarse y dejar que las piernas y pies descansen, máxime si te has pasado horas con unos incómodos zapatos de tacón.
Hay un sencillo método para activar la circulación y ayudar a ese descanso.
Siéntate y coloca una botella de vidrio bajo la planta de uno de tus pies descalzos: deslízala de la punta al talón varias veces y luego repite el ejercicio con el otro pie.
Cuando te quedes sin exfoliante
Un buen exfoliante natural para las piernas son los posos de café, así que no los tires si se te ha acabado el que utilizas habitualmente.
Frótate ambas piernas con firmeza, pero con cuidado, con estos posos y después retíralos, junto con las células muertas, dándote una buena ducha de agua fría en las piernas.
Por supuesto, no olvides acabar el tratamiento aplicando al final la crema o loción hidratante que uses.